Chinatown. Cuento con la pieza artística

 

Chinatown

Siempre me pregunto por qué la lluvia se ve tan melancólica bajo la luz roja. Las gotas se vuelven más pesadas, parece que caen rocas desde el cielo, la luz se intensifica en cada paso que doy y parece que mi vida esta coloreada con ella. Ciertamente me gusta el color rojo en las cosas, le da un brillo e intensidad indescriptible, pero a lo largo de la noche se vuelve doloroso.

Son cuadras y cuadras pintadas de rojos brillantes y opacos,  luz rodeada por humos que desaparecen bajo la lluvia. Era un poco molesto al principio porque vivo con una tinta roja en los ojos, pero ahora, después de un tiempo, parece hasta artístico. Todo se vuelve de una tonada cautivadora. Los restaurantes se ven más apetitosos, la gente se ve más feliz, los edificios se ven más coloridos, hasta la basura parece arte. Pero por qué la lluvia se ve lúgubre, debería ser todo un espectáculo ante mis ojos, pero simplemente es agonizante…

Parece que pasara horas y horas en este lugar, pero en realidad paso unos minutos hasta llegar a mi casa. Justamente una de las ventanas de mi casa da directo a uno de los carteles más brillantes de la ciudad, y obviamente es un cartel rojo, así que mi casa está inundada de un color carmesino. Podría decir que es un gusto adquirido, una forma de vivir.

Después de unos minutos bajo una luz tan abrumadora, llego a casa, recojo unas cosas de la mañana y empiezo a cocinar mi cena. Pongo a calentar el agua para mi sopa instantánea, mientras dejo que se caliente, escojo la película de la noche. Arreglo todo para la película hasta que suene la pava, dejo unos minutos el agua en la sopa y listo: tengo mi cena y la película.

Es muy curioso que la película también este teñida de rojo. Siempre pensé que las noches en China eran muy interesantes, hay muchas historias que pasan en frente de nuestros ojos, historias que nunca tendrán un final, o por lo menos nosotros no lo sabremos. En este caso la película cuenta algunas de esas historias que me imagino que pasan, hay una en particular que me fascinó.

En una de las escenas, uno de los personajes más carismáticos lleva a su primer amor en moto, a toda velocidad por un túnel. Un túnel común, con una luz en el medio y a los lados unas rayas de color blanco, pero es un túnel gris, parece que el gris se alargara y que ellos nunca verán el final. Siento tranquilidad al ver la simpleza de la toma que sigue a estos dos personajes, debajo de un túnel gris y calmo, que hace resaltar a la noche. El mejor acompañante de la noche, un túnel gris.

Al final de la película, vuelven a ese abrumador túnel pero con su segundo amor, debajo de la inquietante y misteriosa noche de China. Es una escena fascinante, que espero que opaque a esta vida tintada por carteles.

Termino la película y me dirijo a mi cama para intentar conciliar el sueño, pero hasta mis sueños están sucumbidos al color de los carteles. Nunca logro dormir en paz, solo logro disimular que lo hago, hasta caer rendido por un par de horas y comenzar el día de nuevo.

Segundo día.

Camino hacia mi casa y empiezan a caer rocas del cielo, no sé si es la época o  que el cielo está triste, pero desaparece el humo de las calles.

Me siento en el sofá con mi sopa instantánea y busco una película para ver.  Siempre pensé que las noches en China eran normales, hay muchas historias que pasan en frente de nuestros ojos, historias que nunca tendrán un final, o por lo menos nosotros no lo sabremos. Pero es algo que pasa en todos lados, no me gusta cuando me preguntan “¿cómo son las noches en China?”. La verdad que normales, como cualquier otra noche. No entiendo por qué no ven películas, si cuentan esas historias tan asombrosas que ellos imaginan. Hay una en particular que puedo recomendar.

En una de las escenas, uno de los personajes más vulgares lleva a su primer amor en moto, a toda velocidad por un túnel. Un túnel promedio, con una luz en el medio y a los lados unas rayas de color amarillo, pero es un túnel gris, parece que el gris se alargara y que ellos nunca verán el final. Siento un poco de ansiedad al ver la simpleza de la toma que sigue a estos dos personajes, debajo de un túnel gris e inquietante, que hace resaltar a la noche. El peor acompañante de la noche, un túnel gris. Solo crea ansiedad y ambigüedad a lo largo del viaje, es como una tortura en la que no ves el final.

Al final de la película me queda la sensación extraña. Un poco ansioso, solo revolotea en mis pensamientos ese túnel gris. Me parece que esta noche tampoco podré dormir, solo simular hasta lograr el cansancio y quedar dormido por un par de horas.

Tercer día

A veces tiendo a olvidar muchas cosas, como comprar comida real, descansar, ir al baño… también olvido que tengo una tinta roja en mis ojos. Por lo que se me olvidan las caras de las personas. Siempre frecuento los mismos lugares pero no puedo recordar la cara de las personas, es como si el color rojo se intensificara en la cara de cada individuo.

Escojo una película para esta noche. Siempre pensé que las noches en China eran un poco inusuales, hay muchas personas raras que pasan en frente de nuestros ojos, personas que nunca volveremos a ver, o que nunca recordaremos. En este caso, la película cuenta algunas de esas historias que me imagino que le pasan a este tipo de personas, hay una en particular que no logro recordar. Solo recuerdo algunas escenas que no están teñidas de rojo.

En una de las escenas, uno de los personajes más extrovertidos lleva a su primer amor en moto, bajo la luz de la luna apaciguada por un túnel. Un túnel común, con una luz en el medio y a los lados unas rayas de color rojo, pero es un túnel gris, parece que el gris se tragara el color, y así mismo a los personajes. También tengo una sensación de que iban en busca de algo pero no logro recordarlo, por el abrumador gris que rodea a la escena. Tal vez va en búsqueda de un nuevo amor o solo acompañan a la noche, bajo un túnel gris.

Ahora siento que todo mi cuerpo esta pesado, que mis manos no se mueven, que mi sangre está cada vez más espesa, que no cabe por mis venas, que mi cabeza me explota. Me parece que es hora de dormir…

Cuarto día

Las calles se sienten más estrechas, me parece que hay más basura de lo normal y que la gente está cada vez más cerca de mí. Siento los ojos de la muchedumbre, no distingo si me saludan o hay mucha gente conocida a mí alrededor. La calle parece un volcán en erupción, roja como la lava y humo por doquier. Hoy cenaré una sopa instantánea, llevo años sin probar una, y me parece que hoy es un gran día para intentar ver una película.

Suena la pava y me preparo la sopa. Mientras tanto, busco alguna película, llevo años sin ver una. Busco el control de la televisión pero no lo encuentro, tampoco sé porque lo buscaba, si puedo ver la película en mi computadora. Siempre pensé que las noches en China eran insignificantes, la verdad es que no encuentro la magia en la ciudad. Pero me encantan sus películas, hay una en específico que recuerdo.

En una de las escenas, uno de los personajes lleva a su primer amor en moto, a toda velocidad por un túnel. Un túnel común bajo una luz color carmesí. El túnel y los personajes eran consumidos por la brillante luz, de hecho no se pueden diferenciar por lo abrumador e intenso que es el color rojo.

No entiendo por qué, pero la escena me resulta melancólica, como si cayeran piedras del cielo, un poco doloroso. Después de esa escena todo se torna rojo y van variando las tonalidades, hasta que regresan al túnel y se ve la noche teñida.

Voy a la basura y encuentro muchas sopas instantáneas, por alguna razón están ahí.

……..

Parece que mis recuerdos se distorsionan, que mis sentidos me engañan. No puedo percatarme qué es real y qué no, solo sé que es todo una ilusión. Mis ojos ven rojo, mis oídos escuchan a cierta distancia, no distingo si lo que comí hoy fue lo mismo que ayer, ni siquiera sé si estoy vivo. Tal vez solo estoy disimulando que soy quien soy, pero en realidad no soy nada.

Me parece que es hora de dormir….

Quinto día

Si mis sentidos me traicionan, si lo que veo no es más que una simple ilusión, si lo que siento es algo momentáneo que luego olvidaré, y si mis recuerdos son puras mentiras ¿Por qué sigo vivo? si puedo simplemente desaparecer de esta mentira y vivir en la realidad de la muerte.

Todo lo que veo mientras camino, va perdiendo su estructura y todo se vuelve lo mismo. Todo es monótono, no hay más que objetos rojos por doquier.

Si el sol está triste, teñido de un color carmesino, si el cielo no lo acompaña ¿por qué seguir el compás del vaivén? Si la noche es lo mismo que el día, si la tristeza y la melancolía se apoderan de mí ser.

¿Qué más hay para una pobre alma perdida que no escucha la salida? No entiendo el sentido de mis palabras ni de mis acciones, solo sé que no quiero seguir olvidando más, que pena me da, que mis recuerdos den vuelta sin cesar y no pueda encontrarlos.

No puedo parar la tristeza del sol, no puedo calmar las lágrimas de la luna, no puedo encontrar lo que les falta, para acabar el llanto y su agonía. Al final no solo la lluvia traía melancolía. No quiero olvidar más, no quiero ver al sol en su lamento, no quiero sentir a la lluvia melancólica, pero tampoco quiero entrar en el túnel sin final. Será que el fin estará teñido de color carmesino, o se abrirán nuevos colores, tal vez haya un gris calmo, con una luz en medio y franjas blancas en sus laterales, o tal vez el fin es la nada o el todo.

Me despido de este color, me despido de este engaño y me despido de la traición y del dolor. Más allá del túnel, más allá de la China, más allá del humo en las calles, más allá de la sopa instantánea, con esperanza veo, y trataré de recordar qué soy y quién soy. Conciliaré mi sueño y me iré tranquila, me iré despacio. Sin que nadie se percate saciaré mi alma.

Adiós a la tinta de mis ojos, es hora de dormir….

 

Bajo la luz del cartel más brillante del barrio, en una noche lluviosa y fría, caía lentamente el cuerpo de un joven. En el cuarto se repitió incontables veces la misma película, la misma escena a todo volumen. Sin identidad, sin conocidos, murió en la noche más fría de China.

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